miércoles, 4 de diciembre de 2013

El frío de los abrazos

Primavera... Verano... Otoño... Y en dirección a invierno. El frío llega y es cuando empiezas a adorar tener esa persona a tu lado abrazándote y transmitiéndote calor, más calor que estando justo al lado de la chimenea con las manos casi rozando el fuego, más calor que teniendo diez mantas encima, más calor que nada, solo porque es él.
Ese frío de invierno en el que vas paseando por la calle y te coges de su brazo  y ya no sientes nada más que un dulce hormigueo en todo el lado de tu cuerpo que lo está rozando. Ni te das cuenta de como el frío viento choca con tus mejillas y las hiela. Solo puedes sentir su calor y su olor.
Este es el frío de los abrazos, que con uno solo ya no existe nada más. Solo tú, el abrazo y él. No existen ni las otras personas, ni el frío, ni el invierno, nada.

Pero luego también están las otras personas que anhelan esos abrazos. Personas como yo que mientras voy escribiendo se me congelan las manos y no tengo a nadie que me las coja o abrace, porque para mí si hay invierno. Para mí sí existe el frío.




Núria